Las palabras que nunca podré perdonar: Una historia sobre el amor no expresado
A la edad de cuarenta y cinco años, las duras palabras pronunciadas por mis padres todavía resuenan en mi mente, un constante recordatorio del amor que nunca me mostraron. Esta es la historia de un dolor no resuelto y la búsqueda de aceptación que permanece insatisfecha. Ahora, a los cuarenta y cinco años, encuentro que mis resentimientos hacia mis padres son tan frescos como siempre. Siendo el más joven en una familia numerosa, siempre me sentí descuidado y no amado.