El Último Regalo: El Abrigo Olvidado en la Parada de Autobús
En el pequeño pueblo de Corriente del Tiempo, Marcos y Alicia enfrentaban los meses más difíciles de sus vidas. Marcos, alguna vez lleno de vida y trabajador, había sido despedido de su trabajo en la fábrica local debido a recortes presupuestarios. Poco después, le diagnosticaron una enfermedad grave que agotó no solo su salud sino también sus ahorros. Alicia, trabajando medio tiempo como bibliotecaria, hacía todo lo posible por mantener su ánimo, pero el peso de su situación era innegable.
A medida que se acercaba el invierno, Marcos notó que Alicia temblaba en su delgada chaqueta, un doloroso recordatorio de su incapacidad para satisfacer incluso las necesidades básicas. A pesar del deterioro de su salud, Marcos estaba decidido a hacer algo especial para Alicia. Recordó los ahorros que había reservado para tiempos difíciles. No eran mucho, pero quizás serían suficientes para algo que calentara a Alicia durante el invierno.
Una fría mañana de invierno, Marcos insistió en hacer un viaje al centro de la ciudad. Alicia era reacia, consciente de la fragilidad de Marcos y su situación financiera, pero él era inquebrantable. «Es importante», dijo con una sonrisa que ocultaba su dolor. Tomaron el autobús, Marcos apoyándose fuertemente en Alicia, su fuerza disminuía con cada día.
Al llegar al centro, Marcos llevó a Alicia a una pequeña boutique conocida por su ropa de invierno de alta calidad. Con sus últimos ahorros, Marcos compró un hermoso y cálido abrigo para Alicia. Era más de lo que podían permitirse, pero la alegría en los ojos de Alicia valía cada centavo. «Para ti, para que estés calentita», susurró Marcos, su voz débil pero llena de amor.
Al salir de la tienda, la condición de Marcos empeoró. Necesitaba sentarse, así que encontraron un banco en la parada de autobús. Abrumada por su gesto y preocupada por su salud, Alicia se centró en asegurar el confort de Marcos, dejando accidentalmente el abrigo recién comprado a su lado cuando subieron al autobús de regreso a casa.
Se dieron cuenta de que el abrigo había desaparecido solo cuando llegaron a casa. Alicia quería regresar, pero la condición de Marcos había empeorado significativamente. Él la aseguró, diciendo que el abrigo era solo una cosa material y que su amor era todo lo que necesitaba. Esa noche, la enfermedad de Marcos empeoró repentinamente, y a pesar de los desesperados intentos de Alicia por salvarlo, falleció en las primeras horas de la mañana.
El abrigo, olvidado en la parada de autobús, finalmente fue encontrado por un hombre sin hogar llamado Antonio, quien los había observado desde lejos. Aunque le proporcionó calor en las noches de invierno, para Alicia, la pérdida del abrigo simbolizaba la última parte tangible del amor de Marcos por ella. El abrigo, que debía protegerla del frío, ahora servía como un recordatorio de su pérdida más profunda.
Al final, el abrigo, que debía ser un símbolo de amor y protección, se convirtió en un desgarrador recordatorio de lo que se había perdido. Alicia se quedó para enfrentar el invierno y la dura realidad de su futuro sin Marcos, su corazón tan frío como la estación que la rodeaba.