«Viviendo a Base de Ramen y Agua del Grifo: Mi Marido No Lo Entiende»
Andrés y yo llevamos cinco años casados, y aunque lo quiero mucho, su necesidad de impresionar a su familia me está volviendo loca. Cada Navidad, cumpleaños o reunión familiar, siente la necesidad de comprar los regalos más extravagantes. Es como si estuviera en una competencia constante con sus hermanos, Javier y Marcos, para ver quién puede dar el regalo más impresionante. Y cada vez, es nuestra cuenta bancaria la que sufre.
La última Navidad fue la gota que colmó el vaso para mí. Andrés decidió comprar a sus padres un sistema de cine en casa de última generación. Nos costó casi 3.000 euros, dinero que no teníamos. Tuvimos que ponerlo en una tarjeta de crédito, y ahora estamos ahogados en deudas. Intenté disuadirlo, pero no quiso escuchar. «Es para la familia», dijo. «Se merecen lo mejor».
¿Pero qué hay de nosotros? ¿Qué hay de nuestro futuro? Tenemos facturas que pagar y no podemos seguir viviendo así. Durante los últimos tres meses, hemos estado viviendo a base de fideos ramen y agua del grifo, solo para llegar a fin de mes. No recuerdo la última vez que tuvimos una comida decente. Está afectando mi salud y estoy constantemente estresada.
Andrés, por otro lado, no parece ver el problema. Desestima mis preocupaciones y me dice que las cosas mejorarán. «Es solo una mala racha», dice. «Saldremos adelante». Pero no veo cómo. Cada vez que empezamos a recuperarnos, surge otro evento familiar y Andrés siente la necesidad de superarse una vez más.
Recuerdo nuestra primera Navidad juntos. Éramos recién casados y el dinero era escaso. Decidimos hacer regalos caseros para todos. Fue mucho trabajo, pero también muy divertido. Y a todos les encantaron los regalos. Pero luego Javier les compró a sus padres unas vacaciones en un crucero, y Marcos les regaló un coche nuevo. Andrés se sintió avergonzado por nuestros regalos caseros, y desde entonces, ha estado en una misión para no ser superado nunca más.
No es solo la tensión financiera lo que me afecta. También es la carga emocional. Siento que estoy caminando constantemente sobre cáscaras de huevo, tratando de mantener la paz. No quiero pelear con Andrés, pero tampoco puedo seguir viviendo así. He intentado hablar con él, pero simplemente no lo entiende. Piensa que estoy exagerando, que estoy siendo irrazonable.
Pero no lo estoy. Solo quiero que tengamos una vida estable y segura. Quiero poder comprar alimentos sin preocuparme por cómo vamos a pagarlos. Quiero poder salir a cenar de vez en cuando, disfrutar de la vida sin estar constantemente estresada por el dinero.
No sé qué hacer. Amo a Andrés, pero no puedo seguir viviendo así. He pensado en dejarlo, pero la idea me rompe el corazón. No quiero rendirme en nuestro matrimonio, pero tampoco quiero pasar el resto de mi vida viviendo a base de ramen y agua del grifo.
Ojalá Andrés pudiera ver las cosas desde mi perspectiva. Ojalá pudiera entender cuánto nos está perjudicando su necesidad de impresionar a su familia. Pero no sé si alguna vez lo hará. Y eso me asusta.
Por ahora, todo lo que puedo hacer es tomarlo un día a la vez. Intento ahorrar tanto dinero como puedo, estirar nuestro presupuesto lo máximo posible. Pero no es fácil. Y no sé cuánto tiempo más podré seguir así.
Solo espero que algún día, Andrés despierte y se dé cuenta de lo que realmente importa. Que vea que nuestro futuro vale más que cualquier regalo que pueda comprar. Pero hasta entonces, seguiré viviendo a base de ramen y agua del grifo, esperando un mañana mejor.