«Compartamos a los Niños, Será Más Fácil para Ti, y Tendremos un Hijo,» Dijo la Nueva Esposa de Mi Exmarido

Ariana estaba sentada en su pequeño y acogedor salón, mirando la imagen de la ecografía en su mano. La imagen en blanco y negro era un recordatorio claro de la vida que crecía dentro de ella. Había pasado por mucho en el último año, y este embarazo era tanto una bendición como un desafío. Su exmarido, Javier, se había recuperado rápidamente tras su divorcio, casándose con Victoria, una mujer que parecía tener todo lo que a Ariana le faltaba.

Ariana siempre se había enorgullecido de su independencia. Cuando ella y Javier se separaron, había prometido salir adelante por su cuenta, sin depender de él para nada. Había conseguido un trabajo decente, y su pequeño apartamento era un testimonio de su arduo trabajo y determinación. Pero ahora, con un bebé en camino, las cosas estaban a punto de complicarse mucho más.

Una tarde, mientras Ariana salía del consultorio de su obstetra, se encontró con Victoria. El encuentro fue incómodo, por decir lo menos. Victoria, con su pelo perfecto y ropa de diseñador, parecía haber salido de una revista. Ariana sintió una punzada de celos, pero rápidamente la apartó. Tenía cosas más importantes de las que preocuparse.

«Hola, Ariana,» dijo Victoria, con una voz empalagosa. «He oído la noticia. Felicidades.»

«Gracias,» respondió Ariana, tratando de mantener un tono neutral.

Victoria dudó un momento antes de hablar de nuevo. «Sabes, Javier y yo hemos estado hablando. Creemos que podría ser mejor para todos si… compartimos a los niños.»

El corazón de Ariana dio un vuelco. «¿Qué quieres decir?»

«Bueno,» continuó Victoria, «sería más fácil para ti, ¿no? No tendrías que hacerlo todo sola. Y a Javier y a mí nos encantaría tener un hijo. Parece una situación en la que todos ganan.»

Ariana estaba atónita. La idea de compartir a su hijo con Javier y Victoria era impensable. Siempre había creído que un niño necesitaba estabilidad, y este arreglo parecía cualquier cosa menos estable. Pero mientras miraba a Victoria, no podía evitar preguntarse si había algo de verdad en sus palabras. Criar a un niño sola iba a ser increíblemente difícil.

«Lo pensaré,» dijo finalmente Ariana, con la voz apenas por encima de un susurro.

Los días se convirtieron en semanas, y Ariana se encontraba cada vez más dividida. Sabía que aceptar la oferta de Victoria haría las cosas más fáciles en algunos aspectos, pero también se sentía como rendirse. Siempre había sido ferozmente protectora de su independencia, y esto se sentía como una traición a todo lo que representaba.

Una noche, mientras estaba sentada en su sofá, su teléfono sonó. Era Javier.

«Ariana, necesitamos hablar,» dijo, con voz seria.

«¿Sobre qué?» preguntó ella, ya sabiendo la respuesta.

«Sobre el bebé. Victoria y yo realmente creemos que esta es la mejor solución. Podemos proporcionar un hogar estable, y tú tendrás el apoyo que necesitas.»

Ariana sintió un nudo en la garganta. Siempre había sido fuerte, pero esto era demasiado. «No lo sé, Javier. Simplemente no lo sé.»

Javier suspiró. «Piénsalo, Ariana. Estamos aquí para ti, no importa lo que decidas.»

A medida que pasaban las semanas, el embarazo de Ariana avanzaba, y el peso de su decisión se hacía más pesado. Sabía que cualquier elección que hiciera tendría consecuencias duraderas, no solo para ella, sino también para su hijo. Al final, decidió quedarse con el bebé, decidida a proporcionar la mejor vida posible, incluso si eso significaba luchar sola.

Pero la vida tenía otros planes. El estrés de la situación le pasó factura a Ariana, y surgieron complicaciones. Una noche fatídica, fue llevada de urgencia al hospital, pero ya era demasiado tarde. El bebé se perdió.

Ariana estaba devastada. Había luchado tanto por mantener su independencia, para demostrar que podía hacerlo sola, pero al final, todo había sido en vano. Mientras yacía en su cama de hospital, con lágrimas corriendo por su rostro, no podía evitar preguntarse si las cosas habrían sido diferentes si hubiera aceptado la oferta de Victoria.

Al final, Ariana se quedó con nada más que la inquietante pregunta de lo que podría haber sido.