«Mi Hermano Está Inexplicablemente Ofendido, y Ahora No Quiere Hablar con Nuestros Padres»
Carlos ha estado guardando rencores desde la infancia. Era algo comprensible cuando era niño, pero ahora, como adulto, todavía no puede dejarlo ir. Desde culpar a la acera cuando se tropezaba hasta negarse a hablar con nuestros padres, su comportamiento solo se ha vuelto más desconcertante y doloroso.