Encontrando Fuerza en la Fe: Cómo la Oración Me Ayudó en un Matrimonio Difícil

Hola, soy Valentina. Llevo casada con Sergio cuatro años, y déjame decirte, ha sido todo un viaje. Desde el principio, me encontré en una situación donde yo era la que nos apoyaba económicamente. Sergio había perdido su trabajo justo antes de casarnos, y a pesar de sus mejores esfuerzos, le costaba encontrar un empleo estable. Lo amo profundamente, pero cargar con el peso financiero sola empezó a afectarme.

Durante mucho tiempo, mantuve mis sentimientos guardados. No quería añadir más estrés a Sergio ni hacerle sentir insuficiente. Pero hoy, algo dentro de mí se rompió. No pude contenerlo más y finalmente lo confronté sobre la situación económica. No fue bonito; hubo lágrimas, voces elevadas y mucha frustración acumulada.

Después de nuestra discusión, sentí una mezcla de culpa y alivio. Sabía que necesitaba encontrar una manera de lidiar con estas emociones abrumadoras. Fue entonces cuando recurrí a la oración. Al crecer, mi madre siempre me decía que Dios escucha, especialmente cuando estás en tu punto más bajo. Así que decidí intentarlo.

Encontré un rincón tranquilo en nuestro apartamento, cerré los ojos y comencé a hablar con Dios. Derramé todas mis preocupaciones, miedos y frustraciones. Pedí fuerza, guía y paciencia. Mientras oraba, una sensación de calma me invadió. Sentí como si un peso se hubiera levantado de mis hombros.

Durante los días siguientes, me propuse orar cada mañana y noche. También comencé a leer pasajes de la Biblia que hablaban sobre la perseverancia y la fe. Un versículo que realmente resonó conmigo fue Filipenses 4:13: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.» Se convirtió en mi mantra.

También contacté a mi amiga Ana, quien es profundamente espiritual. Ella sugirió que oráramos juntas por teléfono cada noche. Esas sesiones se convirtieron en un salvavidas para mí. Hablábamos sobre nuestro día, compartíamos nuestras luchas y luego orábamos juntas. Era reconfortante saber que alguien más también estaba orando por nosotros.

Poco a poco, las cosas empezaron a cambiar. Sergio encontró un trabajo a tiempo parcial que ayudó a aliviar parte de la presión financiera. Más importante aún, nuestra relación comenzó a sanar. Empezamos a comunicarnos mejor y a apoyarnos emocionalmente.

Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que recurrir a Dios y a la oración fue la mejor decisión que pude haber tomado. Me dio la fuerza para enfrentar nuestros desafíos de frente y la paciencia para apoyar a Sergio sin resentimiento. Si alguna vez te encuentras en una situación difícil, no dudes en acudir a Dios. A veces, todo lo que necesitas es un poco de fe para salir adelante.