A los 65 años, la soledad no formaba parte del plan
A los 65 años, tras dedicar su vida a su familia, Natalia se encuentra en una situación que nunca había anticipado: la soledad. Su marido, Samuel, falleció hace unos años, y sus hijos, Jaime, Leo, Sofía y Carla, tienen sus propias vidas y no muestran interés en vivir juntos. Aunque su salud le permite trabajar más allá de la edad de jubilación, la presión social sugiere que ha llegado el momento de ceder su lugar a las generaciones más jóvenes. Pero cerrar la puerta a su carrera parece cerrar una parte significativa de su vida.