«Cambio de Roles: La Baja por Paternidad de Marcos No Fue lo que Esperaba»
El principio del otoño siempre había sido la época favorita del año de Aurora. Las primeras hojas amarillas, el cielo azul claro y el aroma único y agradable que no se encontraba en ningún otro lugar. Sin embargo, últimamente, rara vez tenía la oportunidad de disfrutarlo. Aurora había regresado recientemente a su exigente trabajo como ejecutiva de marketing después de dar a luz a su primera hija, Violeta. Su marido, Marcos, había tomado la baja por paternidad para cuidar a su recién nacida.
Marcos siempre había apoyado las ambiciones profesionales de Aurora. Cuando discutieron la posibilidad de que él tomara la baja por paternidad, estaba entusiasmado. Imaginaba vincularse con Violeta, dar paseos tranquilos por el parque y tener tiempo para trabajar en su novela. Pero la realidad le golpeó más fuerte de lo que esperaba.
Los primeros días fueron un torbellino de cambios de pañales, alimentaciones y noches sin dormir. Marcos se dio cuenta rápidamente de que cuidar a un recién nacido era mucho más desafiante de lo que había anticipado. Violeta tenía cólicos y lloraba durante horas. Marcos se sentía impotente y frustrado mientras intentaba calmarla.
Aurora, por otro lado, estaba prosperando en el trabajo. Extrañaba terriblemente a Violeta pero encontraba consuelo en su empleo. Era buena en lo que hacía y sentía una sensación de logro que no había sentido en meses. Sin embargo, no podía evitar sentir culpa por dejar a Marcos manejando todo en casa.
Una fresca mañana de otoño, Marcos decidió llevar a Violeta a dar un paseo por el parque. Esperaba que el aire fresco la calmara y le diera un respiro muy necesario. Mientras empujaba el cochecito por el sendero bordeado de árboles, notó a otros padres con sus bebés. Todos parecían tan serenos y felices, mientras él sentía que apenas podía mantenerlo todo bajo control.
Marcos se sentó en un banco y respiró hondo. Miró a Violeta, que finalmente se había dormido. La amaba más que a nada, pero no podía negar que estaba luchando. Extrañaba su trabajo como diseñador gráfico y el sentido de identidad que le daba. Extrañaba las conversaciones adultas y la sensación de ser competente.
A medida que pasaban las semanas, la frustración de Marcos crecía. Se sentía aislado y abrumado. Aurora intentaba ayudar tanto como podía cuando estaba en casa, pero su trabajo exigía largas horas y viajes frecuentes. Su relación, antes fuerte, comenzó a mostrar signos de tensión.
Una noche, después de un día particularmente difícil, Marcos se derrumbó en lágrimas. Aurora lo encontró sentado en el suelo de la cocina, sosteniendo a Violeta y sollozando incontrolablemente. Se arrodilló a su lado y los abrazó a ambos.
«Lo siento mucho,» susurró Marcos. «Pensé que podría manejar esto, pero no puedo.»
El corazón de Aurora se rompió por él. Sabía lo mucho que estaba intentando y cuánto amaba a su hija. «Saldremos adelante,» dijo suavemente. «Encontraremos una manera.»
Pero encontrar una manera resultó ser más difícil de lo que imaginaban. El trabajo de Aurora continuó demandando más de su tiempo, y la salud mental de Marcos se deterioró. Sentía que estaba fallando como padre y como esposo.
Una noche, después de acostar a Violeta, Marcos y Aurora se sentaron a hablar. Ambos sabían que algo tenía que cambiar.
«Creo que necesito volver al trabajo,» dijo Marcos en voz baja. «Necesito sentirme yo mismo otra vez.»
Aurora asintió, con lágrimas en los ojos. «Lo entiendo,» dijo. «Pero ¿qué haremos con Violeta?»
Decidieron contratar a una niñera para ayudar con Violeta durante el día. No fue una decisión fácil, pero esperaban que les diera el equilibrio que necesitaban.
Marcos regresó a su trabajo con una mezcla de alivio y culpa. Extrañaba a Violeta pero se sentía más como él mismo otra vez. Aurora continuó destacándose en su trabajo pero luchaba con la constante tensión entre su carrera y su familia.
Su relación nunca se recuperó completamente del estrés de esos meses. Se amaban profundamente pero no podían sacudirse la sensación de que se habían fallado mutuamente de alguna manera.
Cuando el otoño se convirtió en invierno, Aurora se encontró caminando sola por el parque una tarde. Los primeros copos de nieve caían y el aire era fresco y frío. Pensó en cuánto había cambiado en tan poco tiempo y se preguntó si alguna vez encontrarían el camino de vuelta el uno al otro.