«Una Amiga Abrió la Puerta en Bata. De Repente, Noté la Camiseta Desgastada de Superman que Mi Marido Llevaba Esta Mañana»
Madeline se encontraba en el porche, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Había venido a visitar a su amiga Lucía sin previo aviso, esperando encontrar compañía y una distracción de sus pensamientos turbios. La puerta se abrió con un chirrido, y allí estaba Lucía, envuelta en una bata esponjosa, con el pelo aún húmedo de una ducha reciente.
«¡Hola, Madeline! Qué sorpresa,» la saludó Lucía con una cálida sonrisa, pero los ojos de Madeline se dirigieron a otra cosa por completo. Allí, asomando por debajo de la bata de Lucía, estaba una camiseta desgastada de Superman. La misma camiseta que Kyle había llevado cuando salió para el trabajo esa mañana.
La mente de Madeline comenzó a correr. Intentó apartar la sospecha que había estado creciendo dentro de ella durante meses. Kyle había estado distante últimamente, siempre fuera por viajes de negocios, y su relación, antes apasionada, se había convertido en una serie de intercambios educados y silencios incómodos.
«¿Puedo pasar?» preguntó Madeline, con la voz temblorosa.
Lucía dudó un momento antes de hacerse a un lado para dejarla entrar. El salón era acogedor y familiar, lleno del aroma del café recién hecho. Madeline se sentó en el sofá, tratando de calmar sus pensamientos acelerados.
«¿Qué pasa, Madeline? Pareces haber visto un fantasma,» dijo Lucía, sentándose frente a ella.
Madeline respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas. «Lucía, necesito preguntarte algo. ¿Has visto a Kyle recientemente?»
Los ojos de Lucía se abrieron de sorpresa. «¿Kyle? No, ¿por qué lo preguntas?»
La mirada de Madeline volvió a la camiseta de Superman. «Es solo que… esa camiseta que llevas puesta. Es la favorita de Kyle. La llevaba esta mañana cuando se fue al trabajo.»
Lucía miró la camiseta y luego a Madeline, su expresión cambiando de sorpresa a culpa. «Madeline, puedo explicarlo.»
El corazón de Madeline se hundió al darse cuenta de la verdad. «¿Cuánto tiempo lleva ocurriendo esto?»
Lucía apartó la mirada, incapaz de mirar a los ojos a Madeline. «Unos meses. Empezó cuando Kyle comenzó a viajar más por trabajo. No queríamos que pasara, pero…»
Madeline sintió una oleada de ira y traición inundarla. Había confiado en Lucía, le había confiado sus miedos y dudas. Y ahora se daba cuenta de que su amiga había sido parte de la razón de su creciente inquietud.
«No puedo creer esto,» dijo Madeline, con la voz temblando de emoción. «Pensé que eras mi amiga.»
Lucía extendió la mano para tocar la mano de Madeline, pero ella se apartó. «Madeline, lo siento mucho. Nunca quise hacerte daño.»
Madeline se levantó, sintiendo una mezcla de ira y tristeza. «Necesito irme.»
Mientras salía de la casa de Lucía, Madeline sintió una sensación de finalización. Su matrimonio se estaba desmoronando, y la traición de una amiga cercana solo añadía al dolor. Sabía que tenía decisiones difíciles por delante, pero por ahora necesitaba tiempo para procesarlo todo.
El camino a casa fue un torbellino de emociones. Madeline repasaba los eventos en su mente, tratando de entenderlo todo. Siempre había creído que el amor podía superar cualquier obstáculo, pero ahora no estaba tan segura.
Cuando llegó a casa, la casa se sentía más vacía que nunca. Se sentó en la mesa de la cocina, mirando la silla vacía donde Kyle solía sentarse. El silencio era ensordecedor.
Madeline sabía que confrontar a Kyle sería inevitable, pero necesitaba tiempo para reunir sus pensamientos y decidir qué quería para su futuro. La confianza había sido destrozada y reconstruirla parecía una tarea insuperable.
A medida que los días se convertían en semanas, Madeline se encontró lidiando con sentimientos de ira, tristeza y traición. Buscó consuelo en amigos y familiares que le ofrecieron apoyo y comprensión. Poco a poco, comenzó a reconstruir su vida, enfocándose en su propia felicidad y bienestar.
Pero las cicatrices de la traición eran profundas y el camino hacia la sanación era largo y arduo. Madeline sabía que algunas heridas quizás nunca sanarían por completo, pero estaba decidida a encontrar fuerza dentro de sí misma y seguir adelante.