La euforia de Bruno se transforma en desafío con la llegada de su hijo
Bruno y Carmen llevaban cinco años juntos, con Bruno siempre reticente al matrimonio pero abierto a ello si decidían tener un hijo. Cerca de los cuarenta, con un trabajo estable, un ingreso decente y una casa heredada, Bruno se sentía preparado para sostener a una familia. Sin embargo, cuando Carmen anunció su embarazo, la alegría pronto dio paso a dificultades imprevistas.