«¿Para qué molestarse con las flores? Deberías plantar verduras», se burló la madre de Carlos
Carolina siempre había estado fascinada por el diverso mundo de las flores. Desde sus primeros recuerdos, se detenía en cada parterre, hipnotizada por las vibrantes flores y variedades. Incluso en la casa de su abuela Viviana, el jardín era su santuario. Pero su práctica madre tenía otras ideas sobre qué debería llenar su jardín.